Buenas noches mis queridas Mariposas, ¿qué tal estáis preciosas?. La mayoría estaréis disfrutando del fin de semana, otras trabajando aún, deseando tener unos días libres para desplegar las alas por la tranquilidad de un agradable descanso.
Contádme, ¿qué habéis hecho hoy?, ¿compras quizás?….
uyyy compras, conozco a alguna que otra Mariposa que prefiere los domingos con la tranquilidad de la ciudad para realizarlas, por lo que seguramente mañana estará disfrutando de su día de tiendas, ole por ella…eso si espero que me cuente de sus nuevas adquisiciones, jeje…
Prometí regresar, volver a un lugar, que no me preguntéis el motivo porque ni yo misma lo se, supe desde el primer día que estuve en Pego, que volvería, tiene quizás una magia diferente. Un casco antiguo pequeño pero muy
agradable y hermoso a la vez. Tomar un café en su plaza central, cerrar los ojos y dejar que el aire fresco recorra y erice mi suave piel. Admirando cada detalle que me voy encontrando, maravillada una vez más de mi Comunidad Valenciana,
pues cada rincón que visito es una maravilla descubierta por mis ojos, los cuales intentan captar las mejores imágenes y almacenarlas, para después, al pasar los días recordarlas como si volviese a estar nuevamente en tan bellos lugares.
Vestida un poco otoñal quizás, pues hoy el aire es algo fresco, una falda muy coqueta en dos tonalidades, y con un vuelito que me encanta, una camiseta ajustada en tono azul de “Guess”, una bómber negra, con el toque de niña mala.
De complementos unas gafas de Sol, mis súper calcetines del lacito contrastando con unas botas altas color cámel y este bello colgante de corazón de nácar de “Adore”.
Me detengo en medio, junto a la fuente, cerca de unas flores que brillan en todo su esplendor, su primavera las enamora, las llena de vida, le aporta ese color llamativo que invita a quizás tocarlas, olerlas, fotografiarlas… La tranquilidad que se respira en el ambiente me gusta, lejos del bullicio de las grandes ciudades como por ejempo de mi Madrid, es como si el tiempo se detuviese sin importarle nada más…
Junto a la puerta dorada, preciosa admito, me recuerda a la puerta de mi amada Florencia, tiene esa magia espectacular que la convierte en hermosa. Adoro el dorado, ¿y sabéis por qué?, pues me recuerdan a las estrellas que brillan cada noche iluminando cada rincón del firmamento…La toco, y siento el frío metal en mi piel, ¿cuántas personas habrán pasado y quedado prendado de ellas?, ¿qué historias se habrán desarrollado tras pasarlas?, un recuerdo, un instante parado en el tiempo, un increíble momento para recordar aún con el paso de los años, pues siguen luciendo bellas…
Mariposas, imaginad por un instante hacia qué lugar queréis viajar, desplegar vuestras doradas alas y volad….
Un beso preciosas mías y a volar…